La pregunta más importante, en realidad, debería ser: ¿por qué seguimos alimentando al "Fast Fashion"?
Como consumidores de moda, muchas veces no nos damos cuenta de lo que hay detrás de cada prenda que nos compramos. Numerosas campañas de marketing, estudios sociológicos sobre los comportamientos del consumidor, y un sinfín de largos etc… son estrategias de las grandes multinacionales que se han visto impulsados en las últimas décadas por el fenómeno llamado “fast fashion”. Por lo que lo la idea de haber hecho una compra por decisión propia, comienza a desvanecerse.
El concepto “fast fashion” ofrece la posibilidad de acceder a las últimas novedades del mundo de la alta costura a bajos precios, accesibles a cualquier persona, para que el consumidor pueda comprar mayor cantidad con más frecuencia.
Actualmente, la industria de la moda está dirigida por un sistema capitalista. No obstante, nuestro planeta y sus recursos naturales tienen unos límites, por lo que la industria de la moda se ha convertido en un importante problema medioambiental.
La industria textil es la segunda más contaminante, y provoca al menos un 20% de la contaminación acuífera. El daño se inicia desde el momento en que se elabora la prenda y continua cada vez que la lavamos en casa. La gestión de los desperdicios no es un tema que les preocupe a las grandes marcas, por lo que toda su producción termina en un vertedero enorme de desperdicios textiles esperando a desintegrarse en los próximos cientos de años. La mayoría de lo vertederos están en países del tercer mundo, especialmente en África.
Ya casi no quedan fábricas que produzcan la ropa en Europa o Estados Unidos, casi todas han sido deslocalizadas a países pobres donde no hay garantías laborales. La gran mayoría de personas que han confeccionado las prendas que venden las grandes multinacionales, han sido explotadas en jornadas laborales interminables, en unas condiciones de trabajo precarias y por si fuera poco, expuestas a todo tipo de productos y tintes tóxicos.
Como marca que somos, vivimos en primera persona la actitud general que hay a la hora de comprar una prenda. Actualmente estamos viviendo una situación complicada de globalización y contaminación y es importante que miremos al futuro y dejemos de creer que no tiene nada que ver con nosotros. Hay que tomar partido.
Deberíamos ser más conscientes del impacto social y económico que se produce en el mundo de la moda. Quizás, como consumidores, antes de comprarnos una prenda, podríamos preguntarnos si podemos gastar un poco más por una pieza de más calidad que se haya producido de forma justa y sostenible. Fijarnos en dónde se ha fabricado la ropa, comprar prendas de pequeñas marcas artesanales, incluso comprar o intercambiar ropa vintage. A largo plazo será la mejor inversión para todos.
Para terminar, os dejamos un documental fantástico llamado "THE TRUE COST", disponible en Netflix y en otras plataformas online. Un documental sobre moda, que intenta responder a la pregunta de cuál es el coste verdadero de la ropa que llevamos. Muchas veces solamente nos fijamos en el precio de una camiseta antes de comprarla y no lo que ha habido detrás. Somos lo que consumimos, cojamos consciencia de ello como consumidores.
https://www.netflix.com/es/title/80045667
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